Vivo en un edificio viejísimo; pensé que iba a necesitar adaptadores raros, pero encajó directo. La primera semana empezó a gotear un poco por la junta — pánico—, puse la cinta que te viene y no ha vuelto a caer ni una gota. Lo mejor es que mi pelo se seca con menos frizz aunque siga tirando de agua hirviendo (culpable). ¿Lo peor? Que ahora mis dos compis quieren uno y dicen que es “mi culpa”.

No sé si ha sido la cal o mi piel, pero últimamente salía de la ducha con la cara tirante como una máscara. Con Purenty a los dos días ya no necesitaba embadurnarme de crema después. Eso sí: la primera vez que cambié el cartucho sudé un poco — estaba duro como una tapa de feria—, pero con la toalla que recomiendan sale fácil. Total: menos picores y la presión intacta. Que venga cada tres meses el recambio me parecía caro… hasta que sumé lo que gasto en sérums. Sale a cuenta, créeme.

Tenía el pelo castaño con mechas y, entre el sol y el agua dura, cada mes lo veía más mate y sin vida. Con la Purenty, después de un par de lavados, el color volvió a brillar como recién salido de la pelu, ¡y mi madre —que lleva su tono natural— dice que también se le ve más intenso!

Soy de los que van al gym y sufren granitos en los hombros. Después de dos semanas con este cabezal, ni rastro de ellos. Cero olor a cloro y el agua sigue saliendo con ganas (miedo número 1 resuelto). He leído por ahí que se raja al abrirlo; el mío trae unas estrías que agarran genial, lo abrí con las manos la otra noche mientras sonaba la Champions. Con eso te digo todo.

El agua de mi piso me tenía la cara llena de granitos y el desagüe siempre tapado de pelos. Monté el cabezal en un momento y, en dos semanas, los brotes del mentón casi han desaparecido y la caída de pelo en la ducha se ha reducido a la mitad (lo noto porque ya no tengo que desatascar el sumidero cada dos por tres). No he perdido presión ni una gota; cuando cambie el cartucho dentro de tres meses espero darle otro “reset” igual de bueno.

Aquí el agua viene con cal para hacer esculturas. Antes limpiaba la mampara cada dos por tres; ahora se ensucia… digamos un 50 % menos. El cambio de cartucho se hace en un abrir y cerrar de ojos si giras sujetando la parte de abajo; lo aprendí tras un intento fallido y un mini grito de frustración. Por lo demás, presión intacta y la piel de mi hija con eccema está mucho menos roja. Conque cumpla eso, se queda fijo.

Vivo en un edificio viejísimo; pensé que iba a necesitar adaptadores raros, pero encajó directo. La primera semana empezó a gotear un poco por la junta — pánico—, puse la cinta que te viene y no ha vuelto a caer ni una gota. Lo mejor es que mi pelo se seca con menos frizz aunque siga tirando de agua hirviendo (culpable). ¿Lo peor? Que ahora mis dos compis quieren uno y dicen que es “mi culpa”.

No sé si ha sido la cal o mi piel, pero últimamente salía de la ducha con la cara tirante como una máscara. Con Purenty a los dos días ya no necesitaba embadurnarme de crema después. Eso sí: la primera vez que cambié el cartucho sudé un poco — estaba duro como una tapa de feria—, pero con la toalla que recomiendan sale fácil. Total: menos picores y la presión intacta. Que venga cada tres meses el recambio me parecía caro… hasta que sumé lo que gasto en sérums. Sale a cuenta, créeme.

Tenía el pelo castaño con mechas y, entre el sol y el agua dura, cada mes lo veía más mate y sin vida. Con la Purenty, después de un par de lavados, el color volvió a brillar como recién salido de la pelu, ¡y mi madre —que lleva su tono natural— dice que también se le ve más intenso!

Soy de los que van al gym y sufren granitos en los hombros. Después de dos semanas con este cabezal, ni rastro de ellos. Cero olor a cloro y el agua sigue saliendo con ganas (miedo número 1 resuelto). He leído por ahí que se raja al abrirlo; el mío trae unas estrías que agarran genial, lo abrí con las manos la otra noche mientras sonaba la Champions. Con eso te digo todo.

El agua de mi piso me tenía la cara llena de granitos y el desagüe siempre tapado de pelos. Monté el cabezal en un momento y, en dos semanas, los brotes del mentón casi han desaparecido y la caída de pelo en la ducha se ha reducido a la mitad (lo noto porque ya no tengo que desatascar el sumidero cada dos por tres). No he perdido presión ni una gota; cuando cambie el cartucho dentro de tres meses espero darle otro “reset” igual de bueno.

Aquí el agua viene con cal para hacer esculturas. Antes limpiaba la mampara cada dos por tres; ahora se ensucia… digamos un 50 % menos. El cambio de cartucho se hace en un abrir y cerrar de ojos si giras sujetando la parte de abajo; lo aprendí tras un intento fallido y un mini grito de frustración. Por lo demás, presión intacta y la piel de mi hija con eccema está mucho menos roja. Conque cumpla eso, se queda fijo.

Vivo en un edificio viejísimo; pensé que iba a necesitar adaptadores raros, pero encajó directo. La primera semana empezó a gotear un poco por la junta — pánico—, puse la cinta que te viene y no ha vuelto a caer ni una gota. Lo mejor es que mi pelo se seca con menos frizz aunque siga tirando de agua hirviendo (culpable). ¿Lo peor? Que ahora mis dos compis quieren uno y dicen que es “mi culpa”.

No sé si ha sido la cal o mi piel, pero últimamente salía de la ducha con la cara tirante como una máscara. Con Purenty a los dos días ya no necesitaba embadurnarme de crema después. Eso sí: la primera vez que cambié el cartucho sudé un poco — estaba duro como una tapa de feria—, pero con la toalla que recomiendan sale fácil. Total: menos picores y la presión intacta. Que venga cada tres meses el recambio me parecía caro… hasta que sumé lo que gasto en sérums. Sale a cuenta, créeme.

Tenía el pelo castaño con mechas y, entre el sol y el agua dura, cada mes lo veía más mate y sin vida. Con la Purenty, después de un par de lavados, el color volvió a brillar como recién salido de la pelu, ¡y mi madre —que lleva su tono natural— dice que también se le ve más intenso!

Soy de los que van al gym y sufren granitos en los hombros. Después de dos semanas con este cabezal, ni rastro de ellos. Cero olor a cloro y el agua sigue saliendo con ganas (miedo número 1 resuelto). He leído por ahí que se raja al abrirlo; el mío trae unas estrías que agarran genial, lo abrí con las manos la otra noche mientras sonaba la Champions. Con eso te digo todo.

El agua de mi piso me tenía la cara llena de granitos y el desagüe siempre tapado de pelos. Monté el cabezal en un momento y, en dos semanas, los brotes del mentón casi han desaparecido y la caída de pelo en la ducha se ha reducido a la mitad (lo noto porque ya no tengo que desatascar el sumidero cada dos por tres). No he perdido presión ni una gota; cuando cambie el cartucho dentro de tres meses espero darle otro “reset” igual de bueno.

Aquí el agua viene con cal para hacer esculturas. Antes limpiaba la mampara cada dos por tres; ahora se ensucia… digamos un 50 % menos. El cambio de cartucho se hace en un abrir y cerrar de ojos si giras sujetando la parte de abajo; lo aprendí tras un intento fallido y un mini grito de frustración. Por lo demás, presión intacta y la piel de mi hija con eccema está mucho menos roja. Conque cumpla eso, se queda fijo.

Vivo en un edificio viejísimo; pensé que iba a necesitar adaptadores raros, pero encajó directo. La primera semana empezó a gotear un poco por la junta — pánico—, puse la cinta que te viene y no ha vuelto a caer ni una gota. Lo mejor es que mi pelo se seca con menos frizz aunque siga tirando de agua hirviendo (culpable). ¿Lo peor? Que ahora mis dos compis quieren uno y dicen que es “mi culpa”.

No sé si ha sido la cal o mi piel, pero últimamente salía de la ducha con la cara tirante como una máscara. Con Purenty a los dos días ya no necesitaba embadurnarme de crema después. Eso sí: la primera vez que cambié el cartucho sudé un poco — estaba duro como una tapa de feria—, pero con la toalla que recomiendan sale fácil. Total: menos picores y la presión intacta. Que venga cada tres meses el recambio me parecía caro… hasta que sumé lo que gasto en sérums. Sale a cuenta, créeme.

Tenía el pelo castaño con mechas y, entre el sol y el agua dura, cada mes lo veía más mate y sin vida. Con la Purenty, después de un par de lavados, el color volvió a brillar como recién salido de la pelu, ¡y mi madre —que lleva su tono natural— dice que también se le ve más intenso!

Soy de los que van al gym y sufren granitos en los hombros. Después de dos semanas con este cabezal, ni rastro de ellos. Cero olor a cloro y el agua sigue saliendo con ganas (miedo número 1 resuelto). He leído por ahí que se raja al abrirlo; el mío trae unas estrías que agarran genial, lo abrí con las manos la otra noche mientras sonaba la Champions. Con eso te digo todo.

El agua de mi piso me tenía la cara llena de granitos y el desagüe siempre tapado de pelos. Monté el cabezal en un momento y, en dos semanas, los brotes del mentón casi han desaparecido y la caída de pelo en la ducha se ha reducido a la mitad (lo noto porque ya no tengo que desatascar el sumidero cada dos por tres). No he perdido presión ni una gota; cuando cambie el cartucho dentro de tres meses espero darle otro “reset” igual de bueno.

Aquí el agua viene con cal para hacer esculturas. Antes limpiaba la mampara cada dos por tres; ahora se ensucia… digamos un 50 % menos. El cambio de cartucho se hace en un abrir y cerrar de ojos si giras sujetando la parte de abajo; lo aprendí tras un intento fallido y un mini grito de frustración. Por lo demás, presión intacta y la piel de mi hija con eccema está mucho menos roja. Conque cumpla eso, se queda fijo.